Esta semana he podido ver el tercer capítulo de Alcatraz, y no, yo aquí me bajo. No es que no se pueda ver, es que no me interesa. Otra serie en que cada capítulo tenemos un problema, llámese «bicho», que los protagonistas persiguen de mala manera, para al final atraparlo, mas o menos. Y cada día, mas misterio sobre qué estará pasando. Misterio, pero desarrollo, cero. Si, vale, algo, algo se va aprendiendo de los personajes y de la trama «a largo plazo», pero es tan poco, y sobre todo tan irrelevante para el 95% de lo que ves, que yo … paso.
Todo lo contrario que me pasó con Homeland, que tras tenerla aparcada pese a escuchar que es una de las series del año, sino «La», me la vi casi de un tirón. Vamos, no la vi antes porque pasados (con nota) los tres primeros capítulos, me autolimité a 1 por día para disfrutarla un poquito más. No me atraía la temática, pero me atrapó por lo contrario de lo que me disgusta de Alcatraz: se van desarrollando todos los personajes capítulo a capítulo hacia el clímax final, y aunque se permiten algunas licencias en los giros argumentales, al final no sobra casi nada, no hay revelaciones imposibles y oye, te quedas bastante contento. ¡Y disfrutaste! Los protagonistas, soberbios.
Y la serie … ¡renovada! Una fija para la próxima temporada